Semana de la NO DISCRIMINACIÓN
Los derechos de una persona a no ser discriminada por ninguna causa están avalados por nuestra Constitución Nacional, que da protección a todas las personas y adopta medidas contra quienes realicen actos discriminatorios por cuestiones de ideologías, raza, religión, sexo, nacionalidad o situación socio-económica.
Pero esta protección no se da sólo en nuestro país, ya que la mayoría de los países del mundo suscribieron la “Convención interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad”. Este tratado internacional define a la discapacidad como una deficiencia física, mental o sensorial, sea temporal o permanente limitando la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria. Y acerca de la discriminación dice que existirá cuando se excluya a estas personas, o se les restrinja algo o se las distinga por esta causa con el fin de impedirles o anularles el reconocimiento, goce o ejercicio de algún derecho, con fundamento en su discapacidad.
Nuestro país suscribió esta Convención aprobando la Ley 25.280. En algunas situaciones en las que quizás pensar en el prójimo implique sacrificarse uno mismo... no hay opción; para convivir en armonía, la única clave es saber ponerse en el lugar del otro, sentir lo que él siente. Y ésta no es, lamentablemente, una práctica constante.
La igualdad por sobre todas las cosas, suele pregonarse, pero no se ve así en la práctica, en el trato a los ancianos, a los hombres de diferentes razas, de religiones diversas, de niños, de mujeres, de discapacitados, de enfermos, de personas de condiciones sociales diferentes.
Es que para lograr una situación de real igualdad, debemos reflexionar en todo momento, y no sólo ante aquellos hechos extraordinarios que nos tocan el corazón. Pensar siempre en el prójimo, ponernos en su lugar.
Pero esta protección no se da sólo en nuestro país, ya que la mayoría de los países del mundo suscribieron la “Convención interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad”. Este tratado internacional define a la discapacidad como una deficiencia física, mental o sensorial, sea temporal o permanente limitando la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria. Y acerca de la discriminación dice que existirá cuando se excluya a estas personas, o se les restrinja algo o se las distinga por esta causa con el fin de impedirles o anularles el reconocimiento, goce o ejercicio de algún derecho, con fundamento en su discapacidad.
Nuestro país suscribió esta Convención aprobando la Ley 25.280. En algunas situaciones en las que quizás pensar en el prójimo implique sacrificarse uno mismo... no hay opción; para convivir en armonía, la única clave es saber ponerse en el lugar del otro, sentir lo que él siente. Y ésta no es, lamentablemente, una práctica constante.
La igualdad por sobre todas las cosas, suele pregonarse, pero no se ve así en la práctica, en el trato a los ancianos, a los hombres de diferentes razas, de religiones diversas, de niños, de mujeres, de discapacitados, de enfermos, de personas de condiciones sociales diferentes.
Es que para lograr una situación de real igualdad, debemos reflexionar en todo momento, y no sólo ante aquellos hechos extraordinarios que nos tocan el corazón. Pensar siempre en el prójimo, ponernos en su lugar.
Por Sofía Manzini.
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